Despertarse varias veces durante la noche es una experiencia que muchas personas describen como frustrante. Aunque un despertar ocasional generalmente no es motivo de preocupación, la frecuencia y la dificultad para volver a dormir pueden indicar un problema subyacente que requiere atención médica.
Según especialistas de la Clínica Mayo, este fenómeno se conoce como insomnio y es un trastorno común que tiende a agravarse durante períodos de estrés. Sin embargo, el estrés no es el único factor: la ansiedad, los pensamientos negativos y el uso excesivo de redes sociales antes de dormir también pueden alterar el ciclo del sueño.
Los hábitos alimenticios desempeñan un papel clave en la calidad del descanso. Por ejemplo, el reflujo gastroesofágico puede interrumpir el sueño nocturno. La especialista en medicina interna Daniela Silva señaló que los adultos pueden despertarse hasta dos veces por noche, pero estos episodios suelen ser tan breves que a menudo no se recuerdan. El verdadero problema surge cuando los despertares impiden volver a conciliar el sueño, situación que requiere evaluación médica.La falta de descanso adecuado no solo impacta la salud física, sino también la mental. Entre sus consecuencias se incluyen irritabilidad, dificultades de concentración, falta de energía y confusión mental. A largo plazo, la privación de sueño puede contribuir al desarrollo de enfermedades más graves.
Un estudio de Health Data Science, basado en datos de sueño de aproximadamente 88.461 adultos del Biobanco británico, reveló que un mal descanso podría estar vinculado a hasta 172 enfermedades distintas. Este hallazgo subraya la importancia de priorizar un sueño de calidad para mantener un estado de salud óptimo.
Factores psicológicos y tecnológicos
Más allá de los factores físicos, el estrés y la depresión son desencadenantes frecuentes del insomnio. Según Johns Hopkins Medicine, las personas con insomnio presentan un riesgo diez veces mayor de desarrollar depresión que quienes duermen bien. Además, el 75% de las personas con depresión experimenta problemas para conciliar o mantener el sueño.
El uso excesivo de redes sociales también puede afectar el patrón de descanso. La exposición a pantallas antes de acostarse interfiere con la producción de melatonina, la hormona que regula el sueño, impactando significativamente en la calidad del descanso, consignó el diario La Nación.
Cómo evaluar la calidad del sueño
La Fundación del Sueño de Estados Unidos indica que las personas valoran la calidad de su descanso de distintas maneras. Esta evaluación combina la percepción personal del sueño con información obtenida a través de pruebas y tecnología especializada. Los especialistas destacan cuatro elementos clave para calificar la calidad del sueño, siendo fundamental prestar atención a la frecuencia e intensidad de los despertares nocturnos.
Si estos despertares dificultan el retorno al sueño de manera constante, es crucial buscar ayuda médica para prevenir complicaciones futuras y garantizar un descanso reparador.